Un rey adoraba tanto la música que buscó por todo el mundo el mejor instrumento que hubiera, hasta que un mago le entregó un arpa.
La llevó a palacio, pero cuando tocó el músico real, estaba desafinada. Muchos otros músicos probaron y coincidieron en que no servía para nada y había sido un engaño, así que se deshicieron del arpa tirándola a la basura.
Una niña muy pobre encontró el arpa, y aunque no sabía tocar, decidió intentarlo. Tocaba y tocaba durante todo el día, durante meses y años, siempre desafinando pero haciéndolo mejor cada vez. Hasta que un día de repente, el arpa comenzó a entonar las melodías más maravillosas, pues era un arpa mágica que sólo estaba dispuesta a tocar para quien de verdad pusiera interés y esfuerzo.
El rey llegó a escuchar la música y mandó llamar a la niña; cuando vio el arpa, se llenó de alegría, y en aquel momento nombró a la niña como su músico particular, llenando de riquezas a ella y a su familia.
Álvaro Blanco, 6ºA
Blog del Tercer Ciclo del Ceip. Buenaventura González de Bezana. Cantabria.
viernes, 13 de noviembre de 2009
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