Érase una vez una niña llamada Ana. Tenía 12 años y no se creía nada de lo que decían sus amigos. Por ejemplo…
Un día sus amigos: Sara, Nico y Noelia estaban hablando de sus cosas hasta que llego Ana y todos se callaron. Estaban ocultando algo. Entonces Nicolás le dijo con voz tenebrosa que si dices diez veces el nombre de Verónica delante de un espejo y a oscuras te viene el diablo. Pero ella no se lo creyó. (Como siempre).
Así que cuando era de noche lo hizo tal y como se lo dijo Nico, pero como no pasó nada se volvió a la cama.
Al día siguiente, se despertó en un cementerio. Empezó a llover y hacia muchísimo frío como para irse a casa; así que esperó y esperó, pero no paraba de llover.
Estaba sola; raro, porque normalmente había alguna persona que iba al cementerio. Ana tenía mucho miedo. Cuando ya era de noche se durmió. Pero no duró nada, porque poco después se despertó. Oía ruidos fuertes, pero no sabía de qué. De repente cayó un rayo y ahí sí que tenía mucho miedo porque tuvo tiempo a ver a difuntos a su alrededor. Entonces corrió y corrió por el cementerio.
Poco a poco se iba acercando a la puerta; pero cuando llegó, la puerta no se podía abrir.
Pero más tarde dejo de tener tanto miedo:
Había oído la voz de Sara, a si que fuera ella o no la intentaría igualmente desenmascarar. Pero de repente vio a Sara pasando al lado del cementerio. Así que se pregunto:
Si allí esta Sara, ¿quiénes son esos?
Pero ella los desenmascararía igual.
Ellos se acercaban todavía más a ella, entonces tuvo una idea.
Se fue por la ventana del cementerio. Pero claro, ellos creían que iba a venir por la puerta, pero ella volvió por la ventana. Entonces se acercaba poco a poco a ellos pero uno de ellos se dio la vuelta y la cogió.
Se la llevó al sótano del cementerio, la dejó sola y ella intentó escapar. Pero no pudo. Estaba cerrado. Caminando intentando escapar, vio puesta en una pared: ESPERO QUE CORRAS MUCHO.
TU NO SABES QUIEN SOY PERO YO SI SE QUIEN ERES. SI NO QUIERES MORIR SIGUE CAMINANDO DE FRENTE. TE ESPERO EN LA SALA EN LA QUE PONDRA EN LA PUERTA UN PAPEL EN EL QUE ESTARA PUESTO EL NUMERO 9.
Siguió caminando y pasó por las habitaciones: 1, 2, 3, 4, 5, 6,7 y 8. Pero la 9 no la encontraba. La encontró en el suelo pero cuando la cogió…
¡Se abrió un hueco en el suelo y se cayó!
Estaba todo oscuro hasta que se encendieron las luces y…
¡SORPRESA! Sus amigos la habían gastado una broma. Porque sabían que no se lo iba a creer.
Y a partir de ese día, Ana cambió.
Paula Rodríguez, 6ºB
Blog del Tercer Ciclo del Ceip. Buenaventura González de Bezana. Cantabria.
miércoles, 11 de noviembre de 2009
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