Cuentan que en la carpintería hubo una vez una extraña asamblea. Fue una reunión de herramientas para arreglar sus diferencias.
El martillo ejerció la presidencia, pero la asamblea le anunció que debía ser expulsado. ¿La causa? ¡Hacía demasiado ruido! Y se pasaba el tiempo golpeando. El martillo aceptó la expulsión, pero pidió que también fuera expulsado el tornillo, ya que según el martillo había que darle muchas vueltas para que fuera útil. Ante esto, el tornillo aceptó también, pero a su vez pidió la expulsión de la lija. Hizo ver su aspereza en su trato y las fricciones con los demás. Y la lija aceptó de acuerdo a que fuera expulsado el metro que siempre medía a los demás según su medida, como si fuera el único perfecto.
En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo. Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Pasado un tiempo, la tosca madera inicial se transformó en un mueble tan bello que deslumbraba.
Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó la deliberación. Fue entonces cuando tomó la palabra el serrucho, y dijo: Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el Carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que concentrémonos en nuestros puntos fuertes y no en nuestros defectos. La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba fuerza, la lija afinaba y limaba asperezas y observaron que el metro era preciso y exacto.
Se sintieron entonces un equipo capaz de producir muebles de calidad. Y desde entonces se sintieron orgullosos de sus fortalezas y del trabajo que tan bien hacían juntos.
Lo mismo ocurre con las personas. Cuando las personas buscan defectos en los demás, la situación se vuelve tensa y negativa. En cambio, de percibir puntos fuertes de los demás, es ahí donde florecen los mejores logros humanos. Es fácil encontrar defectos. Cualquier tonto puede hacerlo, pero encontrar cualidades, eso es para las personas inteligentes de verdad.
Lucas Menéndez-Tolívar, 6ºA
Blog del Tercer Ciclo del Ceip. Buenaventura González de Bezana. Cantabria.
jueves, 12 de noviembre de 2009
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