Blog del Tercer Ciclo del Ceip. Buenaventura González de Bezana. Cantabria.
martes, 17 de noviembre de 2009
viernes, 13 de noviembre de 2009
UNA NOCHE EN EL CEMENTERIO
Todo ocurre el día dos de noviembre. Paula le pregunta a su mejor amiga Cris, si va a ir al cementerio a llevar flores a los difuntos. Cris la dice que no que ella nunca ha hecho ese tipo de cosas y que no la gusta porque la pone más triste. Paula la dice a Cris que lo único que la pasa es que tiene miedo. Al final después de haberlo discutido un buen rato quedaron a las nueve en el cementerio, habían apostado a que Cris aguantaría sola una noche en el cementerio. Cuando ya estaban dentro a Cris le empezó a dar miedo pero a su amiga le decía que no tenía miedo que estaba muy bien. Cuando Paula se fue Cris estuvo un rato sentada sin saber que hacer. Se levanto una brisa que después se convirtió en un fuerte viento. Seguido empezó a llover Cris fue a la puerta del cementerio donde había una especie de tejavana. Ya eran las diez y cuarto pasadas, se había levantado una tormenta Cris lo estaba pasando fatal. De pronto empezó a oír unos aullidos y unas voces gritando Cris empezó a correr, ya la daba igual si sus amigos se reían de ella porque la de miedo un cementerio lo único que quería era no morir. Fue hacia la salida pero la puerta estaba cerrada y cada vez la voz se la oía más cerca. Todavía seguía lloviendo y no parecía que iba a parar dentro de poco. Cris no sabía que hacer fue para un lado para el otro pero no sabía como poder escapar. Las farolas se habían apagado como Cris no podía ver nada se tropezó y se cayó, de repente oyó una voz que la hablaba Cris se asusto aun más. No pudo entender nada de lo que la decían. Cris estaba asustada no lo soportaba más quería irse a su casa. Volvió la luz de una farola pero no alumbraba casi nada, solo se veía una cabaña muy pequeña. Cris decidió ir a ver lo que era. Era como un almacén donde se guardaban cosas de los entierros Cris se dijo para dentro que no se asustase era lógico que hubiera esas cosas era un cementerio. De repente la puerta se cerro de un golpe Cris intento abrirla pero no se podía estaba cerrada como si alguien estuviera tirando de ella por la parte de fuera. Cris decidió avanzar un paso pero ¡PAN! Cris se cayó por un agujero no sabía donde estaba miró a los lados y vio un cadáver Cris empezó a chillar. Justamente debajo de sus pies había una cuerda, la cogió y la engancho como pudo aunque ella sabía que se podía caer en cualquier momento y hacerse mucho daño. Con mucha fuerza y unos cuantos intentos consiguió salir de ahí. Cris volvió a intentar abrir de nuevo otra vez la puerta pero nada, empezó a gritar y a dar golpes y de repente la puerta se abrió.
Cuando salio a la calle oyó unas risas y unas voces, dio una vuelta a la cabaña y ahí estaban todos sus amigos que la había gastado una broma.
-Que con que no tenías miedo.
La dijo su mejor amiga Paula. Cris se enfado un poco porque la había sentado mal esa broma (y la verdad con razón) la había asustado mucho. Al final ya se había puesto más contenta pero todavía estaba algo mosqueada. Hay una pregunta que se la hace muy a menudo a sus amigos pero que ellos nunca se lo acaban diciendo y es como podía haber montado todo eso tan perfecto.
Claudia Martín 6ºB.
Cuando salio a la calle oyó unas risas y unas voces, dio una vuelta a la cabaña y ahí estaban todos sus amigos que la había gastado una broma.
-Que con que no tenías miedo.
La dijo su mejor amiga Paula. Cris se enfado un poco porque la había sentado mal esa broma (y la verdad con razón) la había asustado mucho. Al final ya se había puesto más contenta pero todavía estaba algo mosqueada. Hay una pregunta que se la hace muy a menudo a sus amigos pero que ellos nunca se lo acaban diciendo y es como podía haber montado todo eso tan perfecto.
Claudia Martín 6ºB.
La historia de Matt Oldest
Era una ventosa tarde de otoño, para precisar un 31, cuando el viejo Matt Oldest se atiborraba a castañas asadas en su cabaña del monte. Matt Oldest era un viejecillo de nariz ganchuda y piel cetrina, no le gustaba mucho la compañía de otra gente, por eso vivía en esa cabaña lejos del pueblo.
Cuando ya iba por la 40º castaña, oyó unos golpes en la puerta, nadie se acercaba a esa cabaña desde hacía tiempo,
Qué cosa tan rara.Fue a abrir la puerta, pero solamente había una castaña quemada. Dudoso, volvió a comer castañas, hasta que… otro golpe en la puerta, esta vez se dio más prisa para intentar pillar al agresor, pero solo había otra castaña; la cogió la examinó y vio que ponía una letra, cogió otra castaña y vio las dos juntas juntaban la palabra NO. Extrañado se guardó las dos castañas en el bolsillo, de repente sonó como el ruido de una metralleta sobre la puerta; se dio toda la prisa que pudo y vio más castañas en el suelo formando: VAYAS AL BOSQUE.
Todo junto decía NO VAYAS AL BOSQUE, Matt intrigado cogió su vieja lámpara de aceite y salió de su cabaña, se dispuso a cerrar pero la puerta ya estaba cerrada, siguió por el camino del bosque como si no pasara nada…
Al entrar en el bosque una neblina horrible le envolvió, detectando cada sonido como si estuviese cuatro veces más amplificado, Matt valientemente se adentró en las profundidades del bosque…
Muchas veces le pareció oír susurros y ver siluetas dibujadas entre la niebla, pero solo le preocupaba como salir del bosque. Al poco rato encontró unas castañas, como las que habían tirado a su puerta, en las que ponía: NO DEBERIAS HABER VENIDO. Matt se dio la vuelta y vio un centenar de personas que avanzaban lentamente hacia él…
De algunas personas le sonaba la cara, pero no sabía de que. Esas personas llevaban la ropa hecha jirones y todos tenían la cara muy estropeada. Matt se dio un susto de muerte al reconocer a su madre, que se suponía que estaba muerta, y a su hermano pequeño. También reconoció a su horrible tía Benita y a familiares de las gentes del pueblo.
Estaba horriblemente asustado, Matt apostaría lo que fuera a que resquebrajaron la tumba para llegar hasta allí, así que no se le ocurrió otra cosa que salir corriendo. Pero se enzarzaron en la típica persecución cómica (de que uno corre hacia delante con alguno persiguiendo por detrás y otros les cierran el paso por delante, y viceversa) hasta que al final consiguió huir.
Cuando llegó a su cabaña encontró más castañas en la puerta en las que ponía: TE LO ADVERTÍ. Entró en la cabaña y para sus adentros pensó: no se suponía que la puerta estaba cerrada. Aquella noche Matt Oldest tiró todas las castañas que tenía encima de la mesa, y como se le había perdido la linterna decidió bajar al pueblo a por una, pero al abrir la puerta encontró más castañas: DEBERIAS ESTARME AGRADECIDO. Maldiciendo entró en la cabaña decidido de no salir nunca más de ella.
Alicia, 6ºB
Cuando ya iba por la 40º castaña, oyó unos golpes en la puerta, nadie se acercaba a esa cabaña desde hacía tiempo,
Qué cosa tan rara.Fue a abrir la puerta, pero solamente había una castaña quemada. Dudoso, volvió a comer castañas, hasta que… otro golpe en la puerta, esta vez se dio más prisa para intentar pillar al agresor, pero solo había otra castaña; la cogió la examinó y vio que ponía una letra, cogió otra castaña y vio las dos juntas juntaban la palabra NO. Extrañado se guardó las dos castañas en el bolsillo, de repente sonó como el ruido de una metralleta sobre la puerta; se dio toda la prisa que pudo y vio más castañas en el suelo formando: VAYAS AL BOSQUE.
Todo junto decía NO VAYAS AL BOSQUE, Matt intrigado cogió su vieja lámpara de aceite y salió de su cabaña, se dispuso a cerrar pero la puerta ya estaba cerrada, siguió por el camino del bosque como si no pasara nada…
Al entrar en el bosque una neblina horrible le envolvió, detectando cada sonido como si estuviese cuatro veces más amplificado, Matt valientemente se adentró en las profundidades del bosque…
Muchas veces le pareció oír susurros y ver siluetas dibujadas entre la niebla, pero solo le preocupaba como salir del bosque. Al poco rato encontró unas castañas, como las que habían tirado a su puerta, en las que ponía: NO DEBERIAS HABER VENIDO. Matt se dio la vuelta y vio un centenar de personas que avanzaban lentamente hacia él…
De algunas personas le sonaba la cara, pero no sabía de que. Esas personas llevaban la ropa hecha jirones y todos tenían la cara muy estropeada. Matt se dio un susto de muerte al reconocer a su madre, que se suponía que estaba muerta, y a su hermano pequeño. También reconoció a su horrible tía Benita y a familiares de las gentes del pueblo.
Estaba horriblemente asustado, Matt apostaría lo que fuera a que resquebrajaron la tumba para llegar hasta allí, así que no se le ocurrió otra cosa que salir corriendo. Pero se enzarzaron en la típica persecución cómica (de que uno corre hacia delante con alguno persiguiendo por detrás y otros les cierran el paso por delante, y viceversa) hasta que al final consiguió huir.
Cuando llegó a su cabaña encontró más castañas en la puerta en las que ponía: TE LO ADVERTÍ. Entró en la cabaña y para sus adentros pensó: no se suponía que la puerta estaba cerrada. Aquella noche Matt Oldest tiró todas las castañas que tenía encima de la mesa, y como se le había perdido la linterna decidió bajar al pueblo a por una, pero al abrir la puerta encontró más castañas: DEBERIAS ESTARME AGRADECIDO. Maldiciendo entró en la cabaña decidido de no salir nunca más de ella.
Alicia, 6ºB
LA DELICIOSA MÚSICA DEL ARPA
Un rey adoraba tanto la música que buscó por todo el mundo el mejor instrumento que hubiera, hasta que un mago le entregó un arpa.
La llevó a palacio, pero cuando tocó el músico real, estaba desafinada. Muchos otros músicos probaron y coincidieron en que no servía para nada y había sido un engaño, así que se deshicieron del arpa tirándola a la basura.
Una niña muy pobre encontró el arpa, y aunque no sabía tocar, decidió intentarlo. Tocaba y tocaba durante todo el día, durante meses y años, siempre desafinando pero haciéndolo mejor cada vez. Hasta que un día de repente, el arpa comenzó a entonar las melodías más maravillosas, pues era un arpa mágica que sólo estaba dispuesta a tocar para quien de verdad pusiera interés y esfuerzo.
El rey llegó a escuchar la música y mandó llamar a la niña; cuando vio el arpa, se llenó de alegría, y en aquel momento nombró a la niña como su músico particular, llenando de riquezas a ella y a su familia.
Álvaro Blanco, 6ºA
La llevó a palacio, pero cuando tocó el músico real, estaba desafinada. Muchos otros músicos probaron y coincidieron en que no servía para nada y había sido un engaño, así que se deshicieron del arpa tirándola a la basura.
Una niña muy pobre encontró el arpa, y aunque no sabía tocar, decidió intentarlo. Tocaba y tocaba durante todo el día, durante meses y años, siempre desafinando pero haciéndolo mejor cada vez. Hasta que un día de repente, el arpa comenzó a entonar las melodías más maravillosas, pues era un arpa mágica que sólo estaba dispuesta a tocar para quien de verdad pusiera interés y esfuerzo.
El rey llegó a escuchar la música y mandó llamar a la niña; cuando vio el arpa, se llenó de alegría, y en aquel momento nombró a la niña como su músico particular, llenando de riquezas a ella y a su familia.
Álvaro Blanco, 6ºA
Cuentos de 6ºC
LA RATITA PRESUMIDA
Erase una vez una ratita que vivía en un pisito. Un día barriendo las escaleras de su casa se encontró una moneda, y pensó: con esta moneda me voy a comprar un lacito rojo a ver si así encuentro un novio.
Al día siguiente se encontró con un pato y este se enamoró de ella, y le dijo:
- ¡Rata hermosa ! ¿Quieres ser esposa del pato?
- Ella respondió: ¡sí! si me gusta tu voz
- ¡Cuac cuac! dijo él
- ¡Uy, qué ruido tan atroz! yo no quiero un marido así.
Al día siguiente se encontró con el gallo y este era un presumido y la ratita no lo quiso por esposo. Después se encontró con el perrito y esta no le quiso por pillo.
Más tarde se encontró con el cerdito y no le quiso por ser tan ordinario y vulgar
Después se encontró con un asno y esta no le quiso porque le asustaba con sus berridos.
Y por fin llegó el gato y esta le dijo que sí, al cabo de los días se celebró la boda todos contentos y felices. Pero al llegar a su pisito el gatito se la quería comer. Dos guardias que llegaron se llevaron al gato esposado y la ratita sola y triste se quedó.
Noelia 6º C
Paula, la niña más inquieta del Mundo
Erase una vez una niña llamada Paula; ella era muy revoltosa pero si la veías jugando con sus juguetes era como un ángel. Un día Paula fue con sus padres al aeropuerto de Parayas a patinar, y estaban expuestas unas avionetas de la guardia civil, Paula las miró y de repente ¡cata plum! se había chocado contra una farola, sus padres desesperados fueron a por el coche, la recogieron y se fueron al hospital.
En el hospital le dijo el médico que se había roto el cúbito y le tenían que escayolar. Paula salió del hospital con el brazo escayolado y estuvo así un mes. Cuando la quitaron la escayola al cabo de 2 semanas era la fiesta del Pilar y Paula se puso a bailar en la romería y de repente ¡cata plum! Se volvió a romper el cúbito.
Sus padres, hartos, decidieron no volver a sacarla de casa, cosa que era imposible.
Paula y sus padres fueron a casa de Marisa, salieron al parque a pasear, Paula estaba en los columpios, cogió arena y subió a un tobogán, de repente ¡cataplum! La tonta se había vuelto a romper el cúbito.
Los padres atemorizados decidieron llevar a Paula a un campamento de boy- scouts
Paula era incapaz de adaptarse. No le gustaban las alubias, le picaban los mosquitos, no soportaba caminar, le salían ampollas en los pies, tenía las uñas de los pies como almejas y hacía un calor tremendo. Paula hizo lo posible por aguantar pero no pudo así que aprendió a portarse bien y a no hacer el indio. Sus padres se alegraron mucho con su progreso y aprendieron que cuando se portase mal ya sabía donde iría.
Cuando Paula vino del campamento era su cumpleaños y como aguantó esa temporada tan dura lo podía celebrar donde ella quisiera.
Paula decidió celebrarlo en la bolera de Eroski.
Violeta 6ºC
Caperucita en la Prehistoria
Erase una vez una nómada que vivía en la prehistoria.
Era una niña de 11 años, con un pelo un poco a lo loco ya que no tenían cepillos y también una niña muy lista.
Se llamaba Caperucita Roja ya que al nacer se puso roja.
Una día su mamá le mandó ir a donde su abuela y llevar una piel de mamut, ya que estaba un poco enferma.
Caperucita Roja fue a la otra cueva que estaba un poco lejos.
Por el camino se encontró a una oveja:
-Hola Caperucita ¿a dónde vas?-dijo la oveja
-Voy a la cueva donde esta mi abuela-dijo Caperucita
-Yo también quiero ir ¿te puedo acompañar?-dijo la oveja
-Sí, claro –dijo Caperucita
Mira, tú vete por este camino que es más corto, yo iré por este, ¿vale?-dijo la oveja
-Vale-dijo Caperucita.
Así que Caperucita siguió su camino, pero cuando llegó a la cueva de su abuela allí no estaba así que Caperucita la buscó por todas partes pero no la encontró.
Caperucita decidió volver a su cueva para contárselo al jefe de la tribu.
El jefe de la tribu pensó que la oveja se la había llevado así que la buscaron y así era: la oveja la tenia a como cebo para poder cazar otros animales.
Así que el jefe cogió a la abuela y a la oveja.
La abuela estuvo a salvo pero la pobre oveja fue usada como cebo para cazar mamuts.
ELENA HERRERO 6º-C
El traje nuevo del Emperador
Érase una vez un país en el que reinaba un emperador muy presumido.
Se gastaba una fortuna en trajes, tenía de todo tipo de marcas y colores.
Un día, enterados de esta manía llegaron al país dos forasteros y fueron a decirle al emperador que ellos tejían las telas más maravillosas del mundo y que eran incluso mágicas.
- ¿Mágicas? – preguntó el emperador sorprendido e intrigado a la vez.
- Sí, son mágicas, porque solo las pueden ver las personas honradas e inteligentes – contestaron los forasteros.
Al oír esto, el emperador ordenó a los dos sastres que empezaran a tejerle un traje muy elegante porque lo llevaría puesto el día de su cumpleaños que celebraría con todos los habitantes del país. Tres días después ya tenía su traje hecho y cuando se le probó se vio completamente desnudo y pensó:
- ¡¡Oh no!! No puedo ver la tela, pero decirlo sería como afirmar que no soy ni honrado ni inteligente, ¿qué puedo hacer?
Al día siguiente los sastres le dieron otro traje para que se probase pero él tampoco vio nada y ya un poco confundido dijo:
- ¿Ustedes se creen que yo soy tonto o qué? ¡Me veo completamente desnudo! Y ahora mismo voy a hablar con la policía para que los detenga por estafa.
Los estafadores forasteros se pusieron rojos como tomates y se quedaron sin palabras.
Así fue como el emperador demostró que por muy presumido que sea tiene dignidad.
Laura 6º C
El Flautista de Hamelín… a mi manera.
En un pequeño pueblo, había una enorme plaga de aliens. Hablo de Hamelín, que está en el país de “Nadie Sabe Donde”. Un día, un señor feo, bajo, con pintas de pobre a más no poder, se presentó, con su perrito parlante, en la corte de Hamelín y dijo con voz de borracho:
-Yo, hip, os libraré de la plaga, hip- dijo el borracho.
-Osea, ¿quién es ese, papi, me da yuyu? O sea- dijo la hija del rey.
-Debe ser un señor que quiere liberarnos de la plaga nenita mía-dijo el rey- pues si debes ser tú el que nos liberará de la plaga, serás tú.
-He, he, he, quiero algo a cambio-dijo.
-¿Te vale un chicle?-dijo el rey que lo tomaba por tonto. Y así es, pues él aceptó.
Al día siguiente los aliens estaban a punto de matar a la hija del rey pero el borracho-tonto-pobre, voy a llamarle así, dijo:
-Cesad vuestra lu…
Los aliens huyeron al verle, por el miedo que le tenían, dado, que era feísimo. Pero los del pueblo, que eran otros tontos perdidos, creyeron que había luchado él y por eso le homenajearon. Pero la gente notaba que faltaba alguien:
-¿Y el rey?-preguntó uno.
-Osea ,buah, se lo llevaron los aliens. ¡Ah!- gritó la hija del rey
-¿Qué?- dijo otro.
-Buah, buah, se me ha roto una uña.
Y así queda, el rey muere, la princesa se queda sin uña y el borracho-tonto-pobre se comió el chicle y como era toonto del bote, se le tragó.
Jaime Ferreiro, 6ºA
EL COMEDEDOS
Erase una vez en Polientes, un campamento donde a un lado estaban las niñas y al otro lado los niños. Vivían en albergue. Estaban separados a 20km. Entonces cinco niños decidieron ir a donde las niñas para ver como era su albergue. Se pusieron en marcha. A los 5km oyeron un grito:
-¡aaaaaaaah!- reconocieron la voz.
De repente se dieron cuenta de que faltaba alguien. Faltaba uno de los cinco niños. Los niños asustados siguieron el camino. De repente oyeron otro grito:
-¡aaaaaaaaah!- también reconocieron la voz.
Otra vez faltaba otro. Ahora solo quedaban tres. Los niños estaban cada vez más asustados. Ahora esta vez oyeron dos gritos:
-¡aaaaaaaaah! ¡aaaaaaaaah!
El único que quedaba se dio cuenta de que estaba sólo y de repente vio una casa, pero no era una casa, era el albergue de las chicas. De repente vio a sus amigos allí. Pero les vio con dos dedos menos a cada uno. Todavía anda ahora por Polientes pero no sale para que no le descubran.
David San Miguel
LA ARDILLA Y LA CASTAÑA
Érase una vez una ardilla llamada Picota que vivía en una casa, en un castaño del bosque. Al lado de su casita había una castaña que se había hecho muy amiga de ella. Se llamaba Castañuela. La castaña se cayó del árbol y la ardilla la puso otra vez en el árbol.
Pasaron días juntos divirtiéndose hasta que un día la ardilla empezó a oír pisadas. Ella pensó que eran pisadas de mucha gente y sí, acertó. Como a la ardilla no le gustaba nada la gente, se escondió en casa muy rápido y tan rápido fue que la castaña se calló. Picota vio que eran unos niños que iban cogiendo castañas que iban metiendo en bolsas. Los niños vieron a Castañuela y la cogieron mientras ella gritaba: “Picota, Picota sálvame”.
La ardilla vio que los niños llevaban una camisa que ponía el colegio a donde iban. Lo leyó: BUENAVENTURA GONZÁLEZ. La ardilla siguió a los niños hasta el autobús, y antes de que cerraran las puertas se metió en el autobús junto a las mochilas. Cuando el autobús llegó al colegio salió sin que nadie se diera cuenta. Vio que había fuego para asar castañas, y se puso a buscar el saco en el que estaba encerrada Castañuela. Se movió con cuidado para que nadie la pisara y la viese. Picota llamó bajito: “Castañueeeeeeela, Castañueeeeeeela”. Picota oyó a Castañuela decir: “estoy aquíííííí “, pero el director cogió el sacó y echó a Castañuela y a las otras castañas al fuego y Picota dijo: “noooooo”. De repente ocurrió algo sorprendente, Castañuela desapareció y apareció otra ardilla que saltó del fuego. La ardilla, se acercó a Picota que estaba pasmada y le contó:” soy yo Castañuela, siento no haberte dicho que un hombre malo me convirtió en castaña y me dijo que si tocaba algo caliente volvería a ser una ardilla. ¿Me perdonas?”. Picota le dijo: “te perdono “.
Vivieron felices y comieron castañas.
Karen Diego Pola 6º C
LA FAMILIA ELE
Esta era una familia que tenía cinco miembros Elisa Ele la madre, Joac Ele el padre, Marc Ele el hijo mayor, Marieta Ele la hija mediana y Eneca Ele la gemela de Marieta, esta familia viajaba mucho por el trabajo de sus padres pero un día echaron a Elisa porque ya no era para ella ese trabajo, lo hacía todo mal y también echaron a Joac por su comportamiento, esta familia se quedo empobrecida. Un día se fueron a vivir a las islas Baleares un lugar alejado de sus antepasados, al llegar todos los habitantes les miraba con recelo, menos una familia que estaba en la misma situación q ellos, esta era una familia de tres Luisa la madre, Luis el padre y Luisaluis la hija, esta familia le dio una casa que no utilizaban. Joac como arreglaba y construía casas la pudo arreglar y Elisa que era diseñadora pinto y diseño la casa mientras Marc fue a comprar la comida, las gemelas fueron a investigar la ciudad y comprar ropa más moderna para la familia también les acompaño Luisaluis, a Marc le acompañó Luisa y a Elisa y Joac les ayudó Luis, después de hacer todo esto las familias decidieron vivir juntas en una casa, por la razón que estaba más organizada tenía más dinero y ropa. Al día siguiente el cartero y algunos habitantes fueron a visitar a las familias, se habían convertido en la familia más popular ,además les dieron mucho dinero para que pudiesen vivir mejor, ellos lo aceptaron pero como la familia Ele al ver ese dinero se querían ir a otra ciudad y volver a trabajar y así fue se mudaron a las Canarias allí vivían una cantidad de familias pobres a lo q se dedicaron fue : Joac fue secretario del alcalde y daba dinero cada mes, Elisa era profesora, Marc era carpintero, y las gemelas eran dependientas de la tienda más barata llamada Sancol así de esta forma llegaron a ser ricos y los mejores de toda la ciudad.
ELSA 6ºC
LA MAGOSTA
En un pueblecito llamado MAOÑO todos los años se recogían castañas para la magosta que para ellos era una de las épocas más apreciadas del año.
Ese año fueron a recoger las castañas al bosque, pero cuando llegaron se dieron cuenta de que no había ni una sola castaña porque las ardillas habían llegado antes y se las habían llevado para prepararse para la hibernación los habitantes de MAOÑO se disgustaron porque no se podrían sentar al fuego todos juntos a asar castañas pero Juan un chaval muy listo pensó que podría hacer un trato con las ardillas para que les devolvieran las castañas.
A la mañana siguiente Juan fue al nido de las ardillas y negocio con ellas, primero quiso cambiarlas parte de su cosecha por las castañas y no dio resultado, después las quiso dar su cosecha y los campos de trigo pero no
Y más tarde las dio su cosecha el trigo y todos los frutos secos que hubiera en el bosque tras la magosta y las ardillas tras pensárselo un rato aceptaron.
JUAN y el pueblo consiguieron las castañas y las ardillas montones de cosas para el invierno.
Manuel Saiz 6º C
El burrito y el caballo
Por un camino iban un caballo y un burro con su amo. El caballo no llevaba ninguna carga, mientras que el burrito llevaba tanta carga que casi no se tenia de pie. El burrito le pidió a su compañero que le ayudase a llevar la carga. El caballo que era egoísta y comodón, no le quiso ayudar y encima se río de la mala suerte del pequeño burrito.
El pobre burrito no pudo más. Jadeante y sin aliento, cayó sobra la arena del camino. En vano intentó el amo que el burrito se pusiera de pie. El pobre animal no podía dar un paso más. La solución que encontró el amo fue cargar el caballo con la carga del burrito y además, con el burrito. De esta manera, el caballo que no quiso ayudar a su compañero se vio obligado a llevar todo el peso. Eso, por ser egoísta y comodón.
Ana Marcano Elola
Erase una vez una ratita que vivía en un pisito. Un día barriendo las escaleras de su casa se encontró una moneda, y pensó: con esta moneda me voy a comprar un lacito rojo a ver si así encuentro un novio.
Al día siguiente se encontró con un pato y este se enamoró de ella, y le dijo:
- ¡Rata hermosa ! ¿Quieres ser esposa del pato?
- Ella respondió: ¡sí! si me gusta tu voz
- ¡Cuac cuac! dijo él
- ¡Uy, qué ruido tan atroz! yo no quiero un marido así.
Al día siguiente se encontró con el gallo y este era un presumido y la ratita no lo quiso por esposo. Después se encontró con el perrito y esta no le quiso por pillo.
Más tarde se encontró con el cerdito y no le quiso por ser tan ordinario y vulgar
Después se encontró con un asno y esta no le quiso porque le asustaba con sus berridos.
Y por fin llegó el gato y esta le dijo que sí, al cabo de los días se celebró la boda todos contentos y felices. Pero al llegar a su pisito el gatito se la quería comer. Dos guardias que llegaron se llevaron al gato esposado y la ratita sola y triste se quedó.
Noelia 6º C
Paula, la niña más inquieta del Mundo
Erase una vez una niña llamada Paula; ella era muy revoltosa pero si la veías jugando con sus juguetes era como un ángel. Un día Paula fue con sus padres al aeropuerto de Parayas a patinar, y estaban expuestas unas avionetas de la guardia civil, Paula las miró y de repente ¡cata plum! se había chocado contra una farola, sus padres desesperados fueron a por el coche, la recogieron y se fueron al hospital.
En el hospital le dijo el médico que se había roto el cúbito y le tenían que escayolar. Paula salió del hospital con el brazo escayolado y estuvo así un mes. Cuando la quitaron la escayola al cabo de 2 semanas era la fiesta del Pilar y Paula se puso a bailar en la romería y de repente ¡cata plum! Se volvió a romper el cúbito.
Sus padres, hartos, decidieron no volver a sacarla de casa, cosa que era imposible.
Paula y sus padres fueron a casa de Marisa, salieron al parque a pasear, Paula estaba en los columpios, cogió arena y subió a un tobogán, de repente ¡cataplum! La tonta se había vuelto a romper el cúbito.
Los padres atemorizados decidieron llevar a Paula a un campamento de boy- scouts
Paula era incapaz de adaptarse. No le gustaban las alubias, le picaban los mosquitos, no soportaba caminar, le salían ampollas en los pies, tenía las uñas de los pies como almejas y hacía un calor tremendo. Paula hizo lo posible por aguantar pero no pudo así que aprendió a portarse bien y a no hacer el indio. Sus padres se alegraron mucho con su progreso y aprendieron que cuando se portase mal ya sabía donde iría.
Cuando Paula vino del campamento era su cumpleaños y como aguantó esa temporada tan dura lo podía celebrar donde ella quisiera.
Paula decidió celebrarlo en la bolera de Eroski.
Violeta 6ºC
Caperucita en la Prehistoria
Erase una vez una nómada que vivía en la prehistoria.
Era una niña de 11 años, con un pelo un poco a lo loco ya que no tenían cepillos y también una niña muy lista.
Se llamaba Caperucita Roja ya que al nacer se puso roja.
Una día su mamá le mandó ir a donde su abuela y llevar una piel de mamut, ya que estaba un poco enferma.
Caperucita Roja fue a la otra cueva que estaba un poco lejos.
Por el camino se encontró a una oveja:
-Hola Caperucita ¿a dónde vas?-dijo la oveja
-Voy a la cueva donde esta mi abuela-dijo Caperucita
-Yo también quiero ir ¿te puedo acompañar?-dijo la oveja
-Sí, claro –dijo Caperucita
Mira, tú vete por este camino que es más corto, yo iré por este, ¿vale?-dijo la oveja
-Vale-dijo Caperucita.
Así que Caperucita siguió su camino, pero cuando llegó a la cueva de su abuela allí no estaba así que Caperucita la buscó por todas partes pero no la encontró.
Caperucita decidió volver a su cueva para contárselo al jefe de la tribu.
El jefe de la tribu pensó que la oveja se la había llevado así que la buscaron y así era: la oveja la tenia a como cebo para poder cazar otros animales.
Así que el jefe cogió a la abuela y a la oveja.
La abuela estuvo a salvo pero la pobre oveja fue usada como cebo para cazar mamuts.
ELENA HERRERO 6º-C
El traje nuevo del Emperador
Érase una vez un país en el que reinaba un emperador muy presumido.
Se gastaba una fortuna en trajes, tenía de todo tipo de marcas y colores.
Un día, enterados de esta manía llegaron al país dos forasteros y fueron a decirle al emperador que ellos tejían las telas más maravillosas del mundo y que eran incluso mágicas.
- ¿Mágicas? – preguntó el emperador sorprendido e intrigado a la vez.
- Sí, son mágicas, porque solo las pueden ver las personas honradas e inteligentes – contestaron los forasteros.
Al oír esto, el emperador ordenó a los dos sastres que empezaran a tejerle un traje muy elegante porque lo llevaría puesto el día de su cumpleaños que celebraría con todos los habitantes del país. Tres días después ya tenía su traje hecho y cuando se le probó se vio completamente desnudo y pensó:
- ¡¡Oh no!! No puedo ver la tela, pero decirlo sería como afirmar que no soy ni honrado ni inteligente, ¿qué puedo hacer?
Al día siguiente los sastres le dieron otro traje para que se probase pero él tampoco vio nada y ya un poco confundido dijo:
- ¿Ustedes se creen que yo soy tonto o qué? ¡Me veo completamente desnudo! Y ahora mismo voy a hablar con la policía para que los detenga por estafa.
Los estafadores forasteros se pusieron rojos como tomates y se quedaron sin palabras.
Así fue como el emperador demostró que por muy presumido que sea tiene dignidad.
Laura 6º C
El Flautista de Hamelín… a mi manera.
En un pequeño pueblo, había una enorme plaga de aliens. Hablo de Hamelín, que está en el país de “Nadie Sabe Donde”. Un día, un señor feo, bajo, con pintas de pobre a más no poder, se presentó, con su perrito parlante, en la corte de Hamelín y dijo con voz de borracho:
-Yo, hip, os libraré de la plaga, hip- dijo el borracho.
-Osea, ¿quién es ese, papi, me da yuyu? O sea- dijo la hija del rey.
-Debe ser un señor que quiere liberarnos de la plaga nenita mía-dijo el rey- pues si debes ser tú el que nos liberará de la plaga, serás tú.
-He, he, he, quiero algo a cambio-dijo.
-¿Te vale un chicle?-dijo el rey que lo tomaba por tonto. Y así es, pues él aceptó.
Al día siguiente los aliens estaban a punto de matar a la hija del rey pero el borracho-tonto-pobre, voy a llamarle así, dijo:
-Cesad vuestra lu…
Los aliens huyeron al verle, por el miedo que le tenían, dado, que era feísimo. Pero los del pueblo, que eran otros tontos perdidos, creyeron que había luchado él y por eso le homenajearon. Pero la gente notaba que faltaba alguien:
-¿Y el rey?-preguntó uno.
-Osea ,buah, se lo llevaron los aliens. ¡Ah!- gritó la hija del rey
-¿Qué?- dijo otro.
-Buah, buah, se me ha roto una uña.
Y así queda, el rey muere, la princesa se queda sin uña y el borracho-tonto-pobre se comió el chicle y como era toonto del bote, se le tragó.
Jaime Ferreiro, 6ºA
EL COMEDEDOS
Erase una vez en Polientes, un campamento donde a un lado estaban las niñas y al otro lado los niños. Vivían en albergue. Estaban separados a 20km. Entonces cinco niños decidieron ir a donde las niñas para ver como era su albergue. Se pusieron en marcha. A los 5km oyeron un grito:
-¡aaaaaaaah!- reconocieron la voz.
De repente se dieron cuenta de que faltaba alguien. Faltaba uno de los cinco niños. Los niños asustados siguieron el camino. De repente oyeron otro grito:
-¡aaaaaaaaah!- también reconocieron la voz.
Otra vez faltaba otro. Ahora solo quedaban tres. Los niños estaban cada vez más asustados. Ahora esta vez oyeron dos gritos:
-¡aaaaaaaaah! ¡aaaaaaaaah!
El único que quedaba se dio cuenta de que estaba sólo y de repente vio una casa, pero no era una casa, era el albergue de las chicas. De repente vio a sus amigos allí. Pero les vio con dos dedos menos a cada uno. Todavía anda ahora por Polientes pero no sale para que no le descubran.
David San Miguel
LA ARDILLA Y LA CASTAÑA
Érase una vez una ardilla llamada Picota que vivía en una casa, en un castaño del bosque. Al lado de su casita había una castaña que se había hecho muy amiga de ella. Se llamaba Castañuela. La castaña se cayó del árbol y la ardilla la puso otra vez en el árbol.
Pasaron días juntos divirtiéndose hasta que un día la ardilla empezó a oír pisadas. Ella pensó que eran pisadas de mucha gente y sí, acertó. Como a la ardilla no le gustaba nada la gente, se escondió en casa muy rápido y tan rápido fue que la castaña se calló. Picota vio que eran unos niños que iban cogiendo castañas que iban metiendo en bolsas. Los niños vieron a Castañuela y la cogieron mientras ella gritaba: “Picota, Picota sálvame”.
La ardilla vio que los niños llevaban una camisa que ponía el colegio a donde iban. Lo leyó: BUENAVENTURA GONZÁLEZ. La ardilla siguió a los niños hasta el autobús, y antes de que cerraran las puertas se metió en el autobús junto a las mochilas. Cuando el autobús llegó al colegio salió sin que nadie se diera cuenta. Vio que había fuego para asar castañas, y se puso a buscar el saco en el que estaba encerrada Castañuela. Se movió con cuidado para que nadie la pisara y la viese. Picota llamó bajito: “Castañueeeeeeela, Castañueeeeeeela”. Picota oyó a Castañuela decir: “estoy aquíííííí “, pero el director cogió el sacó y echó a Castañuela y a las otras castañas al fuego y Picota dijo: “noooooo”. De repente ocurrió algo sorprendente, Castañuela desapareció y apareció otra ardilla que saltó del fuego. La ardilla, se acercó a Picota que estaba pasmada y le contó:” soy yo Castañuela, siento no haberte dicho que un hombre malo me convirtió en castaña y me dijo que si tocaba algo caliente volvería a ser una ardilla. ¿Me perdonas?”. Picota le dijo: “te perdono “.
Vivieron felices y comieron castañas.
Karen Diego Pola 6º C
LA FAMILIA ELE
Esta era una familia que tenía cinco miembros Elisa Ele la madre, Joac Ele el padre, Marc Ele el hijo mayor, Marieta Ele la hija mediana y Eneca Ele la gemela de Marieta, esta familia viajaba mucho por el trabajo de sus padres pero un día echaron a Elisa porque ya no era para ella ese trabajo, lo hacía todo mal y también echaron a Joac por su comportamiento, esta familia se quedo empobrecida. Un día se fueron a vivir a las islas Baleares un lugar alejado de sus antepasados, al llegar todos los habitantes les miraba con recelo, menos una familia que estaba en la misma situación q ellos, esta era una familia de tres Luisa la madre, Luis el padre y Luisaluis la hija, esta familia le dio una casa que no utilizaban. Joac como arreglaba y construía casas la pudo arreglar y Elisa que era diseñadora pinto y diseño la casa mientras Marc fue a comprar la comida, las gemelas fueron a investigar la ciudad y comprar ropa más moderna para la familia también les acompaño Luisaluis, a Marc le acompañó Luisa y a Elisa y Joac les ayudó Luis, después de hacer todo esto las familias decidieron vivir juntas en una casa, por la razón que estaba más organizada tenía más dinero y ropa. Al día siguiente el cartero y algunos habitantes fueron a visitar a las familias, se habían convertido en la familia más popular ,además les dieron mucho dinero para que pudiesen vivir mejor, ellos lo aceptaron pero como la familia Ele al ver ese dinero se querían ir a otra ciudad y volver a trabajar y así fue se mudaron a las Canarias allí vivían una cantidad de familias pobres a lo q se dedicaron fue : Joac fue secretario del alcalde y daba dinero cada mes, Elisa era profesora, Marc era carpintero, y las gemelas eran dependientas de la tienda más barata llamada Sancol así de esta forma llegaron a ser ricos y los mejores de toda la ciudad.
ELSA 6ºC
LA MAGOSTA
En un pueblecito llamado MAOÑO todos los años se recogían castañas para la magosta que para ellos era una de las épocas más apreciadas del año.
Ese año fueron a recoger las castañas al bosque, pero cuando llegaron se dieron cuenta de que no había ni una sola castaña porque las ardillas habían llegado antes y se las habían llevado para prepararse para la hibernación los habitantes de MAOÑO se disgustaron porque no se podrían sentar al fuego todos juntos a asar castañas pero Juan un chaval muy listo pensó que podría hacer un trato con las ardillas para que les devolvieran las castañas.
A la mañana siguiente Juan fue al nido de las ardillas y negocio con ellas, primero quiso cambiarlas parte de su cosecha por las castañas y no dio resultado, después las quiso dar su cosecha y los campos de trigo pero no
Y más tarde las dio su cosecha el trigo y todos los frutos secos que hubiera en el bosque tras la magosta y las ardillas tras pensárselo un rato aceptaron.
JUAN y el pueblo consiguieron las castañas y las ardillas montones de cosas para el invierno.
Manuel Saiz 6º C
El burrito y el caballo
Por un camino iban un caballo y un burro con su amo. El caballo no llevaba ninguna carga, mientras que el burrito llevaba tanta carga que casi no se tenia de pie. El burrito le pidió a su compañero que le ayudase a llevar la carga. El caballo que era egoísta y comodón, no le quiso ayudar y encima se río de la mala suerte del pequeño burrito.
El pobre burrito no pudo más. Jadeante y sin aliento, cayó sobra la arena del camino. En vano intentó el amo que el burrito se pusiera de pie. El pobre animal no podía dar un paso más. La solución que encontró el amo fue cargar el caballo con la carga del burrito y además, con el burrito. De esta manera, el caballo que no quiso ayudar a su compañero se vio obligado a llevar todo el peso. Eso, por ser egoísta y comodón.
Ana Marcano Elola
jueves, 12 de noviembre de 2009
ASAMBLEA EN LA CARPINTERÍA
Cuentan que en la carpintería hubo una vez una extraña asamblea. Fue una reunión de herramientas para arreglar sus diferencias.
El martillo ejerció la presidencia, pero la asamblea le anunció que debía ser expulsado. ¿La causa? ¡Hacía demasiado ruido! Y se pasaba el tiempo golpeando. El martillo aceptó la expulsión, pero pidió que también fuera expulsado el tornillo, ya que según el martillo había que darle muchas vueltas para que fuera útil. Ante esto, el tornillo aceptó también, pero a su vez pidió la expulsión de la lija. Hizo ver su aspereza en su trato y las fricciones con los demás. Y la lija aceptó de acuerdo a que fuera expulsado el metro que siempre medía a los demás según su medida, como si fuera el único perfecto.
En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo. Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Pasado un tiempo, la tosca madera inicial se transformó en un mueble tan bello que deslumbraba.
Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó la deliberación. Fue entonces cuando tomó la palabra el serrucho, y dijo: Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el Carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que concentrémonos en nuestros puntos fuertes y no en nuestros defectos. La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba fuerza, la lija afinaba y limaba asperezas y observaron que el metro era preciso y exacto.
Se sintieron entonces un equipo capaz de producir muebles de calidad. Y desde entonces se sintieron orgullosos de sus fortalezas y del trabajo que tan bien hacían juntos.
Lo mismo ocurre con las personas. Cuando las personas buscan defectos en los demás, la situación se vuelve tensa y negativa. En cambio, de percibir puntos fuertes de los demás, es ahí donde florecen los mejores logros humanos. Es fácil encontrar defectos. Cualquier tonto puede hacerlo, pero encontrar cualidades, eso es para las personas inteligentes de verdad.
Lucas Menéndez-Tolívar, 6ºA
El martillo ejerció la presidencia, pero la asamblea le anunció que debía ser expulsado. ¿La causa? ¡Hacía demasiado ruido! Y se pasaba el tiempo golpeando. El martillo aceptó la expulsión, pero pidió que también fuera expulsado el tornillo, ya que según el martillo había que darle muchas vueltas para que fuera útil. Ante esto, el tornillo aceptó también, pero a su vez pidió la expulsión de la lija. Hizo ver su aspereza en su trato y las fricciones con los demás. Y la lija aceptó de acuerdo a que fuera expulsado el metro que siempre medía a los demás según su medida, como si fuera el único perfecto.
En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo. Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Pasado un tiempo, la tosca madera inicial se transformó en un mueble tan bello que deslumbraba.
Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó la deliberación. Fue entonces cuando tomó la palabra el serrucho, y dijo: Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el Carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que concentrémonos en nuestros puntos fuertes y no en nuestros defectos. La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba fuerza, la lija afinaba y limaba asperezas y observaron que el metro era preciso y exacto.
Se sintieron entonces un equipo capaz de producir muebles de calidad. Y desde entonces se sintieron orgullosos de sus fortalezas y del trabajo que tan bien hacían juntos.
Lo mismo ocurre con las personas. Cuando las personas buscan defectos en los demás, la situación se vuelve tensa y negativa. En cambio, de percibir puntos fuertes de los demás, es ahí donde florecen los mejores logros humanos. Es fácil encontrar defectos. Cualquier tonto puede hacerlo, pero encontrar cualidades, eso es para las personas inteligentes de verdad.
Lucas Menéndez-Tolívar, 6ºA
La niña buena y la niña mala
Erase una vez una niña buena llamada Teresa, era obediente, responsable, ayudaba a su madre en casa... Y Luisita, su hermana gemela, era mala, se acostaba tarde, se levantaba de mal humor, no hacia los deberes, siempre contestaba a la madre y a sus abuelos...
Un día, la madre le dijo a Luisita que fuera a llevar la comida a su padre que estaba trabajando lejos, en el campo, y le contestó: - ¡No quiero, no me da la gana, que vaya Teresa!, y entonces Teresa contestó: - Mamá yo voy. Cogió la cesta y comenzó su camino, al pasar un puente no sabía qué camino tomar y preguntó a una señora con un niño.
-¿Señora, qué camino tengo que tomar?,.
– ¿Me das un poco de pan para mi niño, que tiene hambre? Preguntó la señora.
– Sí, por supuesto, coja lo que quiera.
- ¿Cómo te llamas? –Preguntó la señora.
-Un poco más adelante hay dos caminos, coge el de la derecha y más adelante hay dos puertas, una blanca y otra negra, llamas en la blanca. Teresa se fue muy contenta, por el camino fue cogiendo rosas, y caminando sobre los pétalos de esas flores tan maravillosas. Cuando llegó, llamó a la puerta blanca y le abrió una niña muy guapa con un vestido blanco y con un pelo rubio precioso. La niña muy educada preguntó
- ¿Está aquí mi padre?
– Sí, pasa.
Cuando entró le dieron de cenar, y luego le ofreció quedarse a dormir y le dijo:
- ¿En qué cama quieres dormir, en la de claveles, en la de margaritas, en la de rosas o en la de hortensias?
– Pues… en la de margaritas, ya que me encanta su olor.
Cuando se levantó le trajeron el desayuno a la cama y cuando estaba a punto de marcharse le metieron en la cesta juguetes y golosinas. Por la mañana llegó a su casa y contó todo a la madre y a su hermana Luisita, su hermana se murió de envidia así que dijo:
- Mamá, mañana yo llevaré la comida papi.
A la mañana siguiente Luisita se levanto con muchas ganas y echó a andar. Al pasar un puente, no sabía qué camino tomar y preguntó a una señora con un niño:
- ¡Eh tú!, ¿Qué camino tengo que tomar?
-¿Me das un poco de pan para mi niño, que tiene hambre? Le pidió la señora con una voz muy dulce.
-¡Que coma cantos del río!, contestó Luisita muy grosera.
-¿Cómo te llamas?
- A ti que te importa! respondió Luisita.
Después de haber escuchado a la niña la señora le explicó:
- Un poco más adelante hay dos caminos, coge el de la izquierda y más adelante hay dos puertas, una blanca y otra negra, llamas en la negra. Luisita vio el camino lleno de espinas, cuando comenzó a caminar se pinchaba y cada vez que se quitaba las espinas se clavaba aún más, pero ya no podía volverse atrás. Cuando llegó llamó a la puerta negra y le abrió un ogro con un enorme tenedor,
-¿Esta aquí mi padre?
–Sí, pasa.
– Tengo hambre, dijo Luisita.
–No, aquí no damos de comer a nadie, y menos a niñas como tú.
– Tengo sueño…
- Ven sígueme, ¿donde quieres dormir?, en la cama de alambres, en la de clavos, en la de pinchos o en la de espinas.
– En la de alambres, contestó Luisita muy triste.
Pasó una noche espantosa, se clavaba todos los pinchos del alambre en la espalda, las piernas y la cabeza, estaba sangrando. Por la mañana se levantó y cuando estaba a punto de irse le preguntó al ogro,
- ¿A mí no me vas a dar juguetes y golosinas?
- ¡Pero,…tú, niña, qué te has creído quién soy yo!
La niña se fue llorando y con heridas. Cuando llegó a su casa la madre le preguntó:
-¿Pero que te ha pasado hija?
–Es que me encontré con una señora y me dijo que cogiese el camino de la izquierda y tenía clavos y… La niña explicó todo lo ocurrido. Cuando su hermana Teresa se enteró le dijo, que eso le había pasado por ser mala. Entonces la niña decidió no volver a ser mala. Desde aquel entonces Luisita hacía todo lo que le mandaban, no contestaba, iba a tirar la basura…
Alejandra, 6ºA
Un día, la madre le dijo a Luisita que fuera a llevar la comida a su padre que estaba trabajando lejos, en el campo, y le contestó: - ¡No quiero, no me da la gana, que vaya Teresa!, y entonces Teresa contestó: - Mamá yo voy. Cogió la cesta y comenzó su camino, al pasar un puente no sabía qué camino tomar y preguntó a una señora con un niño.
-¿Señora, qué camino tengo que tomar?,.
– ¿Me das un poco de pan para mi niño, que tiene hambre? Preguntó la señora.
– Sí, por supuesto, coja lo que quiera.
- ¿Cómo te llamas? –Preguntó la señora.
-Un poco más adelante hay dos caminos, coge el de la derecha y más adelante hay dos puertas, una blanca y otra negra, llamas en la blanca. Teresa se fue muy contenta, por el camino fue cogiendo rosas, y caminando sobre los pétalos de esas flores tan maravillosas. Cuando llegó, llamó a la puerta blanca y le abrió una niña muy guapa con un vestido blanco y con un pelo rubio precioso. La niña muy educada preguntó
- ¿Está aquí mi padre?
– Sí, pasa.
Cuando entró le dieron de cenar, y luego le ofreció quedarse a dormir y le dijo:
- ¿En qué cama quieres dormir, en la de claveles, en la de margaritas, en la de rosas o en la de hortensias?
– Pues… en la de margaritas, ya que me encanta su olor.
Cuando se levantó le trajeron el desayuno a la cama y cuando estaba a punto de marcharse le metieron en la cesta juguetes y golosinas. Por la mañana llegó a su casa y contó todo a la madre y a su hermana Luisita, su hermana se murió de envidia así que dijo:
- Mamá, mañana yo llevaré la comida papi.
A la mañana siguiente Luisita se levanto con muchas ganas y echó a andar. Al pasar un puente, no sabía qué camino tomar y preguntó a una señora con un niño:
- ¡Eh tú!, ¿Qué camino tengo que tomar?
-¿Me das un poco de pan para mi niño, que tiene hambre? Le pidió la señora con una voz muy dulce.
-¡Que coma cantos del río!, contestó Luisita muy grosera.
-¿Cómo te llamas?
- A ti que te importa! respondió Luisita.
Después de haber escuchado a la niña la señora le explicó:
- Un poco más adelante hay dos caminos, coge el de la izquierda y más adelante hay dos puertas, una blanca y otra negra, llamas en la negra. Luisita vio el camino lleno de espinas, cuando comenzó a caminar se pinchaba y cada vez que se quitaba las espinas se clavaba aún más, pero ya no podía volverse atrás. Cuando llegó llamó a la puerta negra y le abrió un ogro con un enorme tenedor,
-¿Esta aquí mi padre?
–Sí, pasa.
– Tengo hambre, dijo Luisita.
–No, aquí no damos de comer a nadie, y menos a niñas como tú.
– Tengo sueño…
- Ven sígueme, ¿donde quieres dormir?, en la cama de alambres, en la de clavos, en la de pinchos o en la de espinas.
– En la de alambres, contestó Luisita muy triste.
Pasó una noche espantosa, se clavaba todos los pinchos del alambre en la espalda, las piernas y la cabeza, estaba sangrando. Por la mañana se levantó y cuando estaba a punto de irse le preguntó al ogro,
- ¿A mí no me vas a dar juguetes y golosinas?
- ¡Pero,…tú, niña, qué te has creído quién soy yo!
La niña se fue llorando y con heridas. Cuando llegó a su casa la madre le preguntó:
-¿Pero que te ha pasado hija?
–Es que me encontré con una señora y me dijo que cogiese el camino de la izquierda y tenía clavos y… La niña explicó todo lo ocurrido. Cuando su hermana Teresa se enteró le dijo, que eso le había pasado por ser mala. Entonces la niña decidió no volver a ser mala. Desde aquel entonces Luisita hacía todo lo que le mandaban, no contestaba, iba a tirar la basura…
Alejandra, 6ºA
La historia de Morgan
Hace mucho, mucho tiempo una noche de Magosta en Cantabria, uno de los ancianos más mayores contó una historia a la luz de la fogata mientras los demás comían las castañas asadas y escuchaban atentamente, sobre todo los jóvenes; Se titulaba La historia de Morgan y pasó por lo que contaba el anciano cuando él era joven. Decía así:
“Una noche de luna llena, como esta, los habitantes de Sera que era como se llamaba entonces este pueblo, subimos para celebrar el día de Todos los Santos. Como ya sabéis es la noche en la que los muertos salen del cementerio. Para cuando subimos, las casas estaban preparadas para que no entraran los muertos y no trajeran malos augurios; Había verrugonas, que son las calabazas que se colocaban iluminadas en los huertos, en los cruces de caminos y hasta en las laderas de los montes cercanos a las aldeas.
Y hacíamos muchos más rituales que casi todos se han perdido, salvo este de la Magosta y el de las calabazas. Estábamos todos sentados alrededor de la fogata como ahora. También nos estaban contando una historia cuando de repente oímos un grito. Todos nos volvimos hacia el bosque de donde salía. Como no sabíamos que era, teníamos miedo, los adultos para calmarnos nos dijeron que seguramente sería un animal. Nos tranquilizamos al pensar en que era un animal pero… oímos unas palabras: ¡SOCORRO¡ ¡NO SE DONDE ESTOY¡ ¡MAMÁ, PAPÁ! ¡¿DÓNDE ESTÁIS?! ¡SOCORRO! Entonces supimos que no era un animal, claro estaba, era la voz de nuestra amiga… Morgan. Sus padres la dijeron que no hiciera tonterías. Y volvió a gritar. ¡SOCORRO¡ ¡AYUDADME¡ Morgan era más pequeña que yo, ella tenía ocho años y yo once. Nos dimos cuenta de que no estaba y no se veía ninguna sombra. Era verdad. Todos nos pusimos a buscarla, íbamos de cada tres niños con un adulto. La buscamos por todas partes. Peinamos el bosque sin ningún resultado de la búsqueda, entonces oímos un grito de dolor, ya la dimos por pérdida.
Y no voy a decir cuenta la leyenda, porque no es una leyenda es un hecho real, todas las noches del día de Todos los Santos, en la Magosta, Morgan sale, con todos sus ropajes hechos jirones, por los árboles que cobran vida a las doce en punto de la noche e intentan matar a los que pasan por allí. Muy pocos, porque a esas horas nadie está por el bosque sin una gota de luz. Morgan sale cuando dan las doce campanadas en la iglesia. A la primera campanada, se prepara, a la tercera está en camino, a la quinta está a medio camino y a la octava está al acecho. A la duodécima sale y da un susto de muerte, coge a unos cuanto niños y se los lleva… No se sabe para qué. Dieron la primera campanada, todos los niños se fueron con sus padres, a la tercera estaban todos acurrucados lo más lejos posible del bosque, a la quinta algunos empezaron a llorar del miedo que tenían, a la octava algunos gritaban: Mamá, papá vámonos. Y a la duodécima escucharon algo y de repente salió Morgan con sus ropajes hechos jirones. Los padres estaban intentando proteger a sus hijos, pero era imposible, Morgan se llevó a tres niños. Los padres lloraban la pérdida de sus hijos, mientras que los niños gritaban ¡SOCORRO! Y se les oía llorar.
Sus amigos les fueron a buscar y les encontraron. También vieron a Morgan, algunos tenían mucho miedo. Los padres se encontraron entonces con Morgan, su ropa era como había contado el anciano. Los padres recogieron a sus hijos que estaban un poco heridos. Morgan intentó explicar porque hacía eso, pero los padres la apresaron, y la llevaron a la cárcel del pueblo.
La verdad es que Morgan tenía la cara dulce pero en sus ojos había un poco de maldad. Si la hubieran dejado explicarse, y la hubieran dado cariño, ella volvería a ser buena. Pero como no lo hicieron, Morgan sigue teniendo que coger a unos cuantos niños para que sufran como ella sufrió. Puede ser cualquiera de nosotros, ahora en cualquier noche, porque como Morgan murió en la cárcel, tiene todavía más rabia y más maldad. Así que vosotros los que habéis leído o escuchado la historia, cuidado por la noche. Y además si estás en el bosque después de las doce y no estás dormido di adiós a todo el mundo porque… Morgan te atrapará en una pesadilla y no podrás salir de ella…”
Paula del Río
“Una noche de luna llena, como esta, los habitantes de Sera que era como se llamaba entonces este pueblo, subimos para celebrar el día de Todos los Santos. Como ya sabéis es la noche en la que los muertos salen del cementerio. Para cuando subimos, las casas estaban preparadas para que no entraran los muertos y no trajeran malos augurios; Había verrugonas, que son las calabazas que se colocaban iluminadas en los huertos, en los cruces de caminos y hasta en las laderas de los montes cercanos a las aldeas.
Y hacíamos muchos más rituales que casi todos se han perdido, salvo este de la Magosta y el de las calabazas. Estábamos todos sentados alrededor de la fogata como ahora. También nos estaban contando una historia cuando de repente oímos un grito. Todos nos volvimos hacia el bosque de donde salía. Como no sabíamos que era, teníamos miedo, los adultos para calmarnos nos dijeron que seguramente sería un animal. Nos tranquilizamos al pensar en que era un animal pero… oímos unas palabras: ¡SOCORRO¡ ¡NO SE DONDE ESTOY¡ ¡MAMÁ, PAPÁ! ¡¿DÓNDE ESTÁIS?! ¡SOCORRO! Entonces supimos que no era un animal, claro estaba, era la voz de nuestra amiga… Morgan. Sus padres la dijeron que no hiciera tonterías. Y volvió a gritar. ¡SOCORRO¡ ¡AYUDADME¡ Morgan era más pequeña que yo, ella tenía ocho años y yo once. Nos dimos cuenta de que no estaba y no se veía ninguna sombra. Era verdad. Todos nos pusimos a buscarla, íbamos de cada tres niños con un adulto. La buscamos por todas partes. Peinamos el bosque sin ningún resultado de la búsqueda, entonces oímos un grito de dolor, ya la dimos por pérdida.
Y no voy a decir cuenta la leyenda, porque no es una leyenda es un hecho real, todas las noches del día de Todos los Santos, en la Magosta, Morgan sale, con todos sus ropajes hechos jirones, por los árboles que cobran vida a las doce en punto de la noche e intentan matar a los que pasan por allí. Muy pocos, porque a esas horas nadie está por el bosque sin una gota de luz. Morgan sale cuando dan las doce campanadas en la iglesia. A la primera campanada, se prepara, a la tercera está en camino, a la quinta está a medio camino y a la octava está al acecho. A la duodécima sale y da un susto de muerte, coge a unos cuanto niños y se los lleva… No se sabe para qué. Dieron la primera campanada, todos los niños se fueron con sus padres, a la tercera estaban todos acurrucados lo más lejos posible del bosque, a la quinta algunos empezaron a llorar del miedo que tenían, a la octava algunos gritaban: Mamá, papá vámonos. Y a la duodécima escucharon algo y de repente salió Morgan con sus ropajes hechos jirones. Los padres estaban intentando proteger a sus hijos, pero era imposible, Morgan se llevó a tres niños. Los padres lloraban la pérdida de sus hijos, mientras que los niños gritaban ¡SOCORRO! Y se les oía llorar.
Sus amigos les fueron a buscar y les encontraron. También vieron a Morgan, algunos tenían mucho miedo. Los padres se encontraron entonces con Morgan, su ropa era como había contado el anciano. Los padres recogieron a sus hijos que estaban un poco heridos. Morgan intentó explicar porque hacía eso, pero los padres la apresaron, y la llevaron a la cárcel del pueblo.
La verdad es que Morgan tenía la cara dulce pero en sus ojos había un poco de maldad. Si la hubieran dejado explicarse, y la hubieran dado cariño, ella volvería a ser buena. Pero como no lo hicieron, Morgan sigue teniendo que coger a unos cuantos niños para que sufran como ella sufrió. Puede ser cualquiera de nosotros, ahora en cualquier noche, porque como Morgan murió en la cárcel, tiene todavía más rabia y más maldad. Así que vosotros los que habéis leído o escuchado la historia, cuidado por la noche. Y además si estás en el bosque después de las doce y no estás dormido di adiós a todo el mundo porque… Morgan te atrapará en una pesadilla y no podrás salir de ella…”
Paula del Río
miércoles, 11 de noviembre de 2009
Comentario de un libro
Título: Escuela de superhéroes
Autor: Gabriel García de Oro
Diseñador Gráfico: Javier Olivares
Argumento: En un lado de la galaxia hay un mundo donde viven los superhéroes. Los padres de Piedra Sencilla eran mujer incógnita y el hombre invisible.
Se llamaba así porque nació sin ningún poder y los padres tuvieron que aceptar ese nombre, como él era el único que no tenía poderes también era el único que podía salvarles del gigante porque nunca nadie le había vencido y fue allí y se hicieron amigos y el gigante no les molestó más.
¿Te ha gustado? Sí, era muy divertido.
Mar Solares, 6ºB
Autor: Gabriel García de Oro
Diseñador Gráfico: Javier Olivares
Argumento: En un lado de la galaxia hay un mundo donde viven los superhéroes. Los padres de Piedra Sencilla eran mujer incógnita y el hombre invisible.
Se llamaba así porque nació sin ningún poder y los padres tuvieron que aceptar ese nombre, como él era el único que no tenía poderes también era el único que podía salvarles del gigante porque nunca nadie le había vencido y fue allí y se hicieron amigos y el gigante no les molestó más.
¿Te ha gustado? Sí, era muy divertido.
Mar Solares, 6ºB
Ana y el diablo
Érase una vez una niña llamada Ana. Tenía 12 años y no se creía nada de lo que decían sus amigos. Por ejemplo…
Un día sus amigos: Sara, Nico y Noelia estaban hablando de sus cosas hasta que llego Ana y todos se callaron. Estaban ocultando algo. Entonces Nicolás le dijo con voz tenebrosa que si dices diez veces el nombre de Verónica delante de un espejo y a oscuras te viene el diablo. Pero ella no se lo creyó. (Como siempre).
Así que cuando era de noche lo hizo tal y como se lo dijo Nico, pero como no pasó nada se volvió a la cama.
Al día siguiente, se despertó en un cementerio. Empezó a llover y hacia muchísimo frío como para irse a casa; así que esperó y esperó, pero no paraba de llover.
Estaba sola; raro, porque normalmente había alguna persona que iba al cementerio. Ana tenía mucho miedo. Cuando ya era de noche se durmió. Pero no duró nada, porque poco después se despertó. Oía ruidos fuertes, pero no sabía de qué. De repente cayó un rayo y ahí sí que tenía mucho miedo porque tuvo tiempo a ver a difuntos a su alrededor. Entonces corrió y corrió por el cementerio.
Poco a poco se iba acercando a la puerta; pero cuando llegó, la puerta no se podía abrir.
Pero más tarde dejo de tener tanto miedo:
Había oído la voz de Sara, a si que fuera ella o no la intentaría igualmente desenmascarar. Pero de repente vio a Sara pasando al lado del cementerio. Así que se pregunto:
Si allí esta Sara, ¿quiénes son esos?
Pero ella los desenmascararía igual.
Ellos se acercaban todavía más a ella, entonces tuvo una idea.
Se fue por la ventana del cementerio. Pero claro, ellos creían que iba a venir por la puerta, pero ella volvió por la ventana. Entonces se acercaba poco a poco a ellos pero uno de ellos se dio la vuelta y la cogió.
Se la llevó al sótano del cementerio, la dejó sola y ella intentó escapar. Pero no pudo. Estaba cerrado. Caminando intentando escapar, vio puesta en una pared: ESPERO QUE CORRAS MUCHO.
TU NO SABES QUIEN SOY PERO YO SI SE QUIEN ERES. SI NO QUIERES MORIR SIGUE CAMINANDO DE FRENTE. TE ESPERO EN LA SALA EN LA QUE PONDRA EN LA PUERTA UN PAPEL EN EL QUE ESTARA PUESTO EL NUMERO 9.
Siguió caminando y pasó por las habitaciones: 1, 2, 3, 4, 5, 6,7 y 8. Pero la 9 no la encontraba. La encontró en el suelo pero cuando la cogió…
¡Se abrió un hueco en el suelo y se cayó!
Estaba todo oscuro hasta que se encendieron las luces y…
¡SORPRESA! Sus amigos la habían gastado una broma. Porque sabían que no se lo iba a creer.
Y a partir de ese día, Ana cambió.
Paula Rodríguez, 6ºB
Un día sus amigos: Sara, Nico y Noelia estaban hablando de sus cosas hasta que llego Ana y todos se callaron. Estaban ocultando algo. Entonces Nicolás le dijo con voz tenebrosa que si dices diez veces el nombre de Verónica delante de un espejo y a oscuras te viene el diablo. Pero ella no se lo creyó. (Como siempre).
Así que cuando era de noche lo hizo tal y como se lo dijo Nico, pero como no pasó nada se volvió a la cama.
Al día siguiente, se despertó en un cementerio. Empezó a llover y hacia muchísimo frío como para irse a casa; así que esperó y esperó, pero no paraba de llover.
Estaba sola; raro, porque normalmente había alguna persona que iba al cementerio. Ana tenía mucho miedo. Cuando ya era de noche se durmió. Pero no duró nada, porque poco después se despertó. Oía ruidos fuertes, pero no sabía de qué. De repente cayó un rayo y ahí sí que tenía mucho miedo porque tuvo tiempo a ver a difuntos a su alrededor. Entonces corrió y corrió por el cementerio.
Poco a poco se iba acercando a la puerta; pero cuando llegó, la puerta no se podía abrir.
Pero más tarde dejo de tener tanto miedo:
Había oído la voz de Sara, a si que fuera ella o no la intentaría igualmente desenmascarar. Pero de repente vio a Sara pasando al lado del cementerio. Así que se pregunto:
Si allí esta Sara, ¿quiénes son esos?
Pero ella los desenmascararía igual.
Ellos se acercaban todavía más a ella, entonces tuvo una idea.
Se fue por la ventana del cementerio. Pero claro, ellos creían que iba a venir por la puerta, pero ella volvió por la ventana. Entonces se acercaba poco a poco a ellos pero uno de ellos se dio la vuelta y la cogió.
Se la llevó al sótano del cementerio, la dejó sola y ella intentó escapar. Pero no pudo. Estaba cerrado. Caminando intentando escapar, vio puesta en una pared: ESPERO QUE CORRAS MUCHO.
TU NO SABES QUIEN SOY PERO YO SI SE QUIEN ERES. SI NO QUIERES MORIR SIGUE CAMINANDO DE FRENTE. TE ESPERO EN LA SALA EN LA QUE PONDRA EN LA PUERTA UN PAPEL EN EL QUE ESTARA PUESTO EL NUMERO 9.
Siguió caminando y pasó por las habitaciones: 1, 2, 3, 4, 5, 6,7 y 8. Pero la 9 no la encontraba. La encontró en el suelo pero cuando la cogió…
¡Se abrió un hueco en el suelo y se cayó!
Estaba todo oscuro hasta que se encendieron las luces y…
¡SORPRESA! Sus amigos la habían gastado una broma. Porque sabían que no se lo iba a creer.
Y a partir de ese día, Ana cambió.
Paula Rodríguez, 6ºB
La maldición de la luna llena
En la noche de luna llena del 24 de junio en un bosque encantado un grupo de niños nos adentramos en las profundidades del bosque. Por delante iba yo, Javier, el más mayor de todos, después iba mi prima Ángela y después al final sus dos hermanos pequeños Mateo y Pablo. Los cuatro llevábamos linterna. Al principio de la noche se podía ver algo sin linterna pero después ya era de noche cerrada. Al principio nos asustamos un poco por el ruido del bosque pero después ya nos acostumbramos, pero a Mateo y a Pablo les costó un poco más. Nos fuimos encontrando muchos obstáculos como grandes charcos de barro, piedras muy altas que nos impedían pasar etc. Llevábamos un mapa para no perdernos pero lo perdimos en un gran charco de barro y nosotros también nos perdimos en la inmensidad del bosque. -Teníamos que estar en casa a las 22:00-. Dijo Javier; y -son las 23:36-, dijo Ángela. Anduvimos un poco más y nos encontramos con una especie de cueva o refugio; todos teníamos mucho frío y mucho sueño, entonces nos quedamos a dormir. A la mañana siguiente nos encontramos con que estábamos rodeados de brujas con verrugas, gorros altos y escobas. Todas estaban como pronunciando un conjuro para maldecirnos pero no era para eso sino que era para transportando a otro lugar desconocido. Ese lugar desconocido era el mundo de las brujas, el peor sitio que se puedo conocer. Era horripilante, tenía telas arañas por todos los sitios; ese mundo tenía de todo: un cementerio, un lugar para decir conjuros, hasta una piscina de sangre de murciélago. Nos llevaron a todos a una cárcel y allí nos tuvieron prisioneros. Yo pensé una trampa. Las brujas nunca se duchan, así que si cogemos todas las botellas de agua que llevamos y se la tiramos a las cinco brujas puede ser una manera de derrotarlas. Ángela probó con una bruja que estaba separada de las demás, le echó dos gotas y funcionó. Un poco más tarde cuando ya nos sacaban para llevarnos con el brujo nosotros empezamos a rociarles. Cuando estaban todas las brujas derrotadas salimos del mundo de las brujas y entramos otra vez en el bosque. Cuando salimos estaba toda la policía del pueblo buscándonos pero a los que primero vimos fue a nuestros padres.
Luis, 6ºB
Luis, 6ºB
LA NOCHE MÁS TENEBROSA DEL MUNDO
Una noche de luna llena en pleno invierno, Marcos, un niño muy corriente que vivía en una casita de Lugotopanía, un mundo igual al nuestro pero con otro nombre, se mudó a vivir a una enorme mansión con su padre Emilio y su madre Carla, decían que la mansión estaba encantada, que los días de luna llena se aparecía el fantasma de la mansión, el conde duque de Lunares, y se cuenta que había una leyenda: cuando era joven murió porque su mujer tenía un problema de corazón y una enfermedad del cerebro y le mató.
Los padres no se lo creían, pensaban que habían tenido mucha suerte al encontrar una casa tan grande por tan poco dinero, pero el niño sí, y la leyenda era cierta. Marcos eligió un gran dormitorio desde el que se veía un gran árbol por la ventana. A medianoche se le apareció en el dormitorio y con voz de ultratumba dijo: “¿Quién eres tú y por qué duermes en la cama donde me mató?”, el niño se asusto muchísimo. Corrió a decírselo a sus padres pero no se lo creyeron.
El fantasma se enfureció al ver que no se iban y se dedicó a poner trampas por toda la mansión y a aparecerse.
Cuando se iban a la cama por el pasillo, se les apareció un caballero subido a su caballo yendo hacia ellos con una espada en la mano, ellos echaron a correr, pero de pronto se abrió una trampilla, resbalaron y cayeron a una sala muy oscura donde el fantasma les dijo:
-“Si no dejáis mi mansión volveré todos los días y tendréis pesadillas horribles el resto de vuestras vidas.”
Ellos cogieron sus cosas y se marcharon corriendo, se asustaron muchísimo tanto que decidieron no volver ni pasar por esa casa.
Pidieron su dinero por comprar la mansión, pero como la gente decía que era solo una leyenda y no les creyeron. No les dieron su dinero y les dijeron:
-Anden, anden señores, váyanse a su casa que no existe semejante fantasma.
Como no tenían dinero para comprar otra casa, decidieron volver y deshacerse del fantasma.
Marcos tuvo una idea, esa noche esperó a que dieran las 12 y que el fantasma apareciera de nuevo.
Y así ocurrió, entonces Marcos, poniendo voz de ultratumba le dijo al fantasma:
- Si intentas aterrorizar a mi familia, quemaré tu casa y no podrás aparecerte más. Entonces el fantasma, con una voz bastante normal contestó,
-“Es que llevo muchos años muerto y esto es muy aburrido”.
Marcos le propuso un trato y el fantasma aceptó encantado.
A partir de ese día, la familia de Marcos y el fantasma convivían en paz, montaron un negocio llamado La Casa del Terror, donde iban todos los quinceañeros del pueblo a gritar como locos, la familia de Marcos empezó a ganar bastante dinero y con el tiempo descubrieron que el fantasma del conde duque de Lunares era un tipo muy divertido, que había viajado por todo el mundo, había vivido muchas aventuras, y cada noche les entretenía contándoles una diferente.
Mar Solares
La careta y el disfraz viejo
El 1 de noviembre, pasada la noche de los difuntos, Roberto, un niño de 5 años, estaba viendo la televisión cuando de pronto se fue la luz. Roberto muy asustado le gritó a su madre.
- ¿Qué pasa mamá? Tengo miedo.
- No te preocupes hijo, sólo se ha ido la luz.
Rosa, la madre del pequeño Roberto, fue a subir los plomos cuando de pronto se escuchó un murmullo de dentro de un viejo armario, como si alguien les estuviera llamando en voz temblorosa, Roberto se armó de valor y fue a ver qué había dentro del armario, abrió la puerta y vio que no había nada más que una careta y un disfraz viejo colgado de una oxidada percha. Roberto le dijo a su madre que dentro del viejo armario no había nada que pudiera hablar, la madre se quedó de piedra. De repente sonó el teléfono y se encendieron las luces; era el padre de Roberto para decirles que no llegaba para cenar que tenía mucho trabajo. Rosa estaba pálida como si hubiera visto un fantasma mientras que Roberto sólo estaba asustado porque se había ido la luz.
Al día siguiente a Roberto se le había casi olvidado la noche anterior, pero su madre estaba totalmente asustada. Estaban desayunado Rosa y él solos porque su padre ya se había ido a trabajar. Estaban en silencio hasta que Roberto dijo:
- ¡Cuánto trabaja papá!
- Sí, Roberto, tu padre trabaja demasiado para el sueldo que gana.
Alguien llamó a la puerta, Rosa se levantó a abrir. En la puerta no había nadie pero había una goma y al lado una nota que ponía "Esta goma es para la careta que creo que no tiene ¡ja ja ja!" Rosa tiró la nota al suelo arrugándola y cerró la puerta de un portazo, llamó a Roberto y le gritó:
- Haz las maletas que nos vamos al pueblo de la montaña, con tu abuela Maria Eugenia.
- Pero mamá ¿qué pasa?
- Te lo cuento por el camino y llama a tu padre para decírselo.
Dijo la madre recogiendo la ropa.
Al llegar a la casa de la abuela, Maria Eugenia se sorprendió de que llegaran así sin llamar, no tuvo otro remedio que decirles que se podían quedar.
A las 12 de la noche sonaron las campanas de la iglesia que está en lo alto de la montaña. El día de la magosta Roberto salió a jugar al campo, un señor con un gorro y un traje de campesino le dijo que en la iglesia de la montaña que había un robot de juguete y a Roberto le encantan los robots, entonces subió corriendo a la iglesia, allí estaba el señor del gorro y el traje campesino. Roberto se asustó, el señor le dijo:
- No te voy a hacer daño, sólo quiero la careta y el disfraz de vuestro armario.
Entonces llego Rosa y le dijo que sí, que se lo regalaban pero que les dejara en paz, dijo Rosa apartando a su hijo. El señor desapareció, Rosa y Roberto bajaron al pueblo corriendo, para llegar a casa donde les esperaba su abuela con un vaso de leche con castañas recién hechas ya que era el día de la magosta.
Alejandro Gállego Villar, 6ºB.
viernes, 6 de noviembre de 2009
miércoles, 4 de noviembre de 2009
Mi abuela
Mi abuela se llama Encarna, nació el 16 de octubre del 1932, en Tapia de Casariego (Asturias). Es la mayor de tres hermanas. Su padre era armador y tenía barcos de pesca. Fue a la escuela de su pueblo, hizo estudios primarios, a los 14 años empezó a trabajar en una fábrica de conservas. Los niños de su época, algunos casi no iban a la escuela; empezaban a trabajar de muy jóvenes; España había tenido una guerra y tenían que ayudar a sus familias ganando algo de dinero.
Se casó en el año 1958 y se marchó a vivir a Cudillero (Asturias), donde mi bisabuelo y mi abuelo tenían barcos. En el año 1961 mis abuelos volvieron a vivir en Tapia de Casariego.
Mi abuela tuvo cinco hijas, todas chicas. En el año 1970 mis abuelos, mis tías y mi madre, vinieron a vivir a Santander; mi abuela tenia 38 años y mi madre cinco. La ciudad de Santander le gustó mucho a mi abuela.
Vivió muchos años en la calle de Marqués de la Hermida, donde podía ver la bahía y los barcos.
En el año 1993, se quedó viuda. Mi abuela además de cuidar de sus hijas, también cuida a sus siete nietos.
Ahora tiene setenta y siete años. Pasa muchas vacaciones en Tapia de Casariego, el pueblo en el que nació.
Le gusta viajar con el Imserso a Canarias, Alicante, Málaga..., además le gusta el fútbol (ES DEL MADRID). Es guapa y presumida, le gusta ir arreglada y elegante y peinada de peluquería.
Celia, 6ºA
Se casó en el año 1958 y se marchó a vivir a Cudillero (Asturias), donde mi bisabuelo y mi abuelo tenían barcos. En el año 1961 mis abuelos volvieron a vivir en Tapia de Casariego.
Mi abuela tuvo cinco hijas, todas chicas. En el año 1970 mis abuelos, mis tías y mi madre, vinieron a vivir a Santander; mi abuela tenia 38 años y mi madre cinco. La ciudad de Santander le gustó mucho a mi abuela.
Vivió muchos años en la calle de Marqués de la Hermida, donde podía ver la bahía y los barcos.
En el año 1993, se quedó viuda. Mi abuela además de cuidar de sus hijas, también cuida a sus siete nietos.
Ahora tiene setenta y siete años. Pasa muchas vacaciones en Tapia de Casariego, el pueblo en el que nació.
Le gusta viajar con el Imserso a Canarias, Alicante, Málaga..., además le gusta el fútbol (ES DEL MADRID). Es guapa y presumida, le gusta ir arreglada y elegante y peinada de peluquería.
Celia, 6ºA
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